La Virgen de Andacollo o del
Rosario es una festividad
religiosa que mezcla
catolicismo con elementos de las culturas indígenas. La fiesta,
que se celebra anualmente en Andacollo,
un pueblo minero al interior de la Región de Coquimbo, es una de las más antiguas y
multitudinarias de Chile.
Las celebraciones
se realizan a finales de cada año en dedicación a la Virgen de Andacollo (una
figura que data del siglo XVII), con bailes, música y comidas especiales para
ella. La "Fiesta Chica" se desarrolla el primer domingo de
octubre, mientras que la "Fiesta
Grande" se efectúa desde el 23 al 27 de diciembre.
Desde el
siglo XVII, en que la imagen quedó en manos de un pueblo local de indígenas, la
Virgen de Andacollo ha atraído a miles de peregrinos que acuden a agradecer los
favores que ésta les ha cumplido. Con el paso de los años, los visitantes
comenzaron a organizarse en grupos
o cofradías de baile, según su pueblo de origen. Algunas de
estas cofradías, como el caso de "los chinos",
llegaron a tener un papel clave en la organización de la fiesta.
Historia:
La leyenda de la Virgen de Andacollo se remonta a los
años de la conquista de Chile, y está respaldada por hechos que hasta la
actualidad suceden en Andacollo como es el caso de la aparición de los primeros
Bailes Religiosos alrededor del año 1585.
Los datos históricos que acontecen durante este período se inician en el año con la fundación de la ciudad de La Serena por Don Juan Bohón. La historia narra que en el año 1549 esta segunda ciudad de Chile fue devastada y destruida por un incendio causado por una rebelión de los nativos de Copiapó (ese mismo año es nuevamente levantada la ciudad por el conquistador Pedro de Valdivia).
De este acontecimiento nace la leyenda de la imagen de la Virgen de Andacollo. Se cuenta que tras la destrucción de la ciudad los españoles huyen rumbo al sur buscando refugio. Suben la montaña y se encuentran con un pequeño asentamiento indígena de origen Molle, con influencia incaica. Su asombro fue grande al ver las quebradas llenas de oro de lavadero, de modo que deciden ocultar allí la pequeña imagen y siguen su rumbo al sur. Y es así que un indio de la zona llamado Collo, encuentra a la imagen de la Virgen. Según la leyenda el indio habría escuchado una voz celestial que le decía “Anda, Collo, invita a tu pueblo a conocerme y a conocer el verdadero Dios”.
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